Aprendizaje

Opinión: Necesitamos más colegios que aprendan

Por: Germán Ernesto Nieto Collazos, Rector del Colegio La Arboleda de Cali- Redcol.

Hay suficientes razones para cambiar hábitos, comportamientos, metodologías y escalas de valoración tradicionales en la educación; sin embargo, pareciera que es más poderoso mantenerse en la zona de comfort que hacer cambios significativos y por ello, pese a las evidencias, nada cambia. El resultado de mantenerse en sistemas de educación tradicional, mientras el siglo demanda pensadores críticos, nos ha llevado a vivir en una sociedad polarizada donde no existen grises y abundan sentimientos de vacío, depresión y desesperanza. Aquí algunas pautas que he evidenciado a través del desarrollo del proyecto educativo de nuestro Colegio que nos muestran otras posibilidades viables y de alto impacto.

Cambiar enseñar por aprender: En el pasado los maestros estudiaban, se hacían expertos y dedicaban su vida a enseñar… hoy muchos maestros enfrentan espacios de clase en donde sus aprendices tienen información más actualizada que ellos mismos. Por ello, la profesión del maestro cambió para siempre, hoy son diseñadores de ambientes de aprendizaje, disfrutan equivocándose, construyendo de manera colaborativa y encontrando alternativas para que todos los estudiantes sean el centro de sus acciones. Son seres humanos sensibles y apasionados. Ellos entienden que ser maestro es acompañar procesos para aprender a vivir, a pensar y a compartir.   Ser maestro es no dejar de aprender.

 

Un proyecto educativo que se adapte a cada estudiante: Era común escuchar a los directivos docentes y profesores decirles a los padres: “debemos dar tiempo para que su hijo se adapte” … sin duda quienes debemos adaptarnos hoy somos los maestros y los directivos, pues cada día los estudiantes nos proponen retos maravillosos a partir de su imaginación, de sus potencialidades, de sus competencias generacionales y de sus necesidades. Un Colegio que se adapta a todos sus estudiantes es uno que no le teme a reinventarse cada día, es uno que aprende. Por eso la mayor de todas las competencias es aprender a aprender.

Movimiento en lugar de quietud: Los rápidos avances en las neurociencias evidencian que se aprende más cuando el cuerpo se mueve, explora y busca. Ya estábamos acostumbrados a decirle a los estudiantes que se quedaran quietos, que no hablaran y que fueran agentes pasivos de un proceso en el que debían aprender.  Eso cambió para siempre, por eso es necesario invitar a otras disciplinas a conversar sobre pedagogía: profesionales de terapia ocupacional, nutricionistas, arquitectos, deportólogos son ahora bienvenidos a diseñar espacios y ambientes óptimos en donde nos disponemos todos a aprender.

Más artes y deporte: Es común encontrar proyectos educativos en donde el arte y el deporte son algo opcional.  Ya suficiente se ha debatido sobre los estilos de aprendizaje y de las diversas inteligencias, aun se debaten en los centros de pensamiento si son o no válidas las propuestas.  Lo que no se puede cuestionar es la multidimensionalidad de los seres humanos y la necesidad de aprender y disfrutar a partir de experiencias enriquecidas por la imaginación y por el cuerpo.

La equidad de la inclusión: Han pasado décadas desde que la legislación colombiana obligó a que todas las instituciones educativas aceptemos en nuestras aulas niños y jóvenes con necesidades, dificultades y talentos excepcionales para el aprendizaje; sin embargo, muchas instituciones prefieren no hacerse cargo de estos retos y con ello pierden la oportunidad de descubrir que todos somos seres educables, que todos aprendemos y que la interacción en medio de la diferencia nos hace empáticos y respetuosos de la diversidad.

Aquí podemos empezar a descubrir que un Colegio que aprende es infinitamente mejor a uno que enseña; que uno que se adapta a sus estudiantes les ofrece oportunidades; que moverse potencia el proceso de aprendizaje oxigenando el cerebro; que el arte y el deporte nos hacen seres integrales y que incluir es el verbo que más lecciones nos permite aprender. ¿Qué tal si nos imaginamos un mundo en donde los colegios se vuelven los centros de pensamiento, experimentación y desarrollo para aprender a vivir, pensar y compartir respetando las diferencias?