Desarrollo del ser

El sueño de una tenista que quiere ser escritora

Se llama Ana Margarita Ríos Aceros, tiene 15 años y cree que el tenis y la literatura conjugan el verbo amar.

Esta joven estudiante de noveno grado del Colegio La Arboleda, es una de las varias tenistas consagradas de la institución. Desde los siete años de edad juega el deporte blanco. Dueña de golpes impecables, domina los drives y los smashes, en dobles y en sencillos.

Desde muy niña esta talentosa joven le ha entregado incontables horas de entreno y preparación a este deporte, son cuatro horas diarias de juego, luego de sus actividades académicas en La Arboleda. Dice que el tenis se trata de valentía, sobre todo para enfrentar las críticas del público y de los rivales, por eso, ama el tenis, porque le ha enseñado a resistir. En su haber tiene diez medallas de 25 torneos jugados en el país. No es fácil estudiar, viajar, entrenar y resistir.

Pero no fue así siempre. Confiesa que al tenis no lo amó al principio, porque sus sueños estaban en la natación. Sin embargo, la insistencia de su madre terminó rindiéndola al mundo de la raqueta. Hoy, Margarita ve en el tenis un vehículo seguro que la llevará a conquistar su verdadero sueño: ser escritora.

Tras escribir su primera novela: Claustro Correccional como ejercicio de clase de español, descubrió que su gusto por la escritura va más allá. Hoy, es una de las estudiantes más jóvenes del curso de literatura en la Universidad de Valle. Hace un año ganó la beca: Escritura creativa para escritores avanzados, que busca nuevos talentos en la escritura. Su novela habla de la vida de un chico de 16 años que se enfrenta a una acusación de un intento de homicidio al hijo del director de la escuela, cómo este debe probar su inocencia.

Margarita dice con franqueza que el tenis no se trata de probar, sino de jugar. Pero sabe también que, no se trata solo de jugar, sino de ser la mejor. O al menos eso es lo que le asegurará una beca deportiva para estudiar literatura en la Universidad Complutense de Madrid, cuando termine el colegio.  Allá quiere vivir el sueño de convertirse en la mejor escritora colombiana y la primera mujer nacional en ganar un Nobel de literatura, de ahí la admiración por Gabriel García Marquez y su novela Relato de un náufrago.

Como si fuera poco, esta extraordinaria joven también tiene tiempo para aprender dos idiomas, italiano y catalán, como lenguas de refuerzo a las que ya estudia en La Arboleda: inglés y francés. Preguntarle si tiene novio parece un despropósito, pero ella se adelanta y contesta que no. Afirma que la única relación amorosa que tiene, por ahora, es con la escritura y la raqueta.

Son pocos años para todo lo que Margarita ha logrado hacer, pero como ella misma dice: “no se trata de probar nada, se trata de jugar, de jugar disfrutando. Para crecer ya habrá tiempo”.


Apoyo incondicional

Margarita se apoya en el centro para el desarrollo y el aprendizaje -  Crea. A través de esta área los profesores adecuan el currículo para que la joven deportista tenga acceso a todas las clases, aún cuando está en competencia.   No asiste a la rutina de educación física y utiliza esas horas para estudiar los temas de los exámenes.  Agradece y admira a su profesor Andrés Velazco, porque gracias a su apoyo se ha nivelado en matemáticas.